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viernes, 2 de noviembre de 2007

Una canción de tormenta y fuego

Mis manos en los bolsillos resguardadas de una mañana fría, en mi viejo morral un libro que siempre se encuentra dentro, el cual jamás he leido por que otras letras se le adelantan y lo rezagan. Con frecuencia volteo a la inmensidad del cielo, mismo que todavia no esta transformado en un brillante dia pero tampoco es ya la inmensa noche, en ese momento siento que alardea, me presume su indudable majestuosidad y me grita silenciosamente que soy pateticamente mortal, tan poca cosa, que mi existencia ante el es solo un parpadeo.
Es entonces solo ese breve instante cuando mis pensamientos dejan de ser caoticos, y puedo ver con claridad que cada minuto vivido debe ser alimentado por cosas que parecen ser intrancendentes, tales como, brindarle una sonrisa de afecto a ese anciano cansado que pasa a mi lado, observar las tonalidades de colores tan magicas que me brinda el entorno o apreciar la clase de las 7 de la mañana que aborrezco tanto, tomando en cuenta que la instrucción de un mentor es algo que voy a añorar cuando este marchito y cansado...

Al medio dia mi percepción cambia, de regreso a mi hogar, con los audifonos a todo volumen retumbando en mis oidos cerrandome al mundo exterior y sus sonidos, suelo analizar a la gente que deambula a mi alrededor, sus rostros, sus gestos sus miradas, me entra la curiosidad y algunas preguntas se vienen mi mente "¿ella sera feliz?, ¿Cuanto tiempo duraran juntos queriendose de la manera en que aparentar querarse?, ¿Que cosas me podria platicar ese anciano que como un arbol, puedo calcular gracias a sus numerosas betas arrugadas su edad? Ese niño feo y arrugado que veo frente a mi tendra la potencialidad de cambiar este mundo?"...curiosos microuniversos que seguramente tienen sus demonios propios.

Y al final del día regreso a lo mismo, a mis viejos libros leidos y releidos ofreciendome un escape de este mundo que me agobia tanto , me aferro a ellos como si fueran mi unica esperanza de encontrar algo que cambie el curso de mi realidad. Pero nada pasa, cierro sus pastas y me encuentro ahi...tirado en mi cama pensando en ese cielo que me reta dia con dia con su magnificencia, mostrandome que debo apreciar todas y cada una de las cosas que me sucedan minuto a minuto para que cuando me despida de él pueda con gusto y tristeza orquestar una cancion de tormenta y fuego sobre mi alma errante en su infinto.